Gabriel / Nigeria
“Queridos Yari y Abdullahi Dass (Carceleros),
Ambos deben saber que jamás en mi vida los perdonaré por lo que me hicieron en la cárcel. Cuando nos arrestaron a mi amigo y a mi y nos metieron en la cárcel, Yari nos echaba agua fria encima y nos azotaba con una correa de ventilador y un palo.
Todas las mañanas nos llevaba de celda en celda para que los demás prisioneros se rieran de nosotros. Un día mi hermana fue a visitarme y empezaste a insultarme en su presencia. Dijiste que si yo fuese tu hermano, ya me habrías matado. Mi hermana empezó a llorar por lo que dijiste. Cuando se fue me azotaste 25 veces con un látigo.
Abdullahi Dass, tú también, nunca te perdonaré. Nos sacabas de la celda y nos hacias buscar heces en el drenaje. Llorábamos mientras te reías de nosotros. Me decías que me conocías desde hacía casi diez años y que si tan solo tuvieras la oportunidad, me matarías.
Me humillaron durante 45 días en la cárcel. Cuando regresé a la casa, mi familia me dijo que no me quedaría ahí por toda la vergüenza que les había causado. Ahora me quedo con un amigo. Los odio a los dos por lo que me hicieron y jamás los voy a perdonar. Cada vez que pienso en lo que me hicieron, siento que debería irme de este mundo».