K. Meiko / Uganda
«Nací y crecí en Uganda, estoy en mis veinte y soy gay. Contrario a las creencias religiosas, culturales y tradicionales, yo no creo que ser gay sea tabú. Yo no me desperté un día y dije: ¡Voilá! Soy gay.
Desde que tengo uso de razón me he sentido atraído por los hombres. Créeme, reconozco que las mujeres son atractivas, con sus caderas, sus labios, su cabello, la manera en la que caminan, hablan y bailan. Las mujeres son atractivas. Solo que a mí no me atraen.
Intenté salir con hombres heterosexuales y cuando hablaban sobre mujeres bellas, sexis y todo eso, yo estaba de acuerdo, pero no me atraían sexualmente.
Ese sentimiento que hace que los hombres se sientan atraídos por las mujeres y quieran estar con ellas, yo simplemente no lo tengo. No puedo estar a la defensiva, no puedo dar excusas, no estoy siendo pasivo ni un rebelde ni un ser demoníaco. No soy una mala persona, no le causo dolor a la gente a propósito. Tengo muchos amigos, no soy un ladrón, no soy un asesino. No creo que sea el diablo ni que esté poseído por el demonio.
Me parece que los hombres son atractivos y me atraen física, emocional, espiritual y sexualmente. No tengo nada en contra de la gente que se siente atraída de la misma forma hacia las mujeres. No mataría, ni obligaría, ni odiaría, ni heriría a aquellos que no se sienten como yo me siento. Que tantos se sienten a discutir, planear y aprobar leyes en contra de la forma en que me siento y poder apresarme me parece extremadamente ridículo. ¿Por qué te ofendes por la vida privada de otro hasta el punto de sentir tanta ira y odio?
Todos sabemos que una persona gay o lesbiana podría ser tu hermano, hermana, hijo, madre o padre. Como personas LGTB vivimos con miedo, ni siquiera podemos hablar con nuestros padres. ¿Entonces quién nos va a dar consejos sobre relaciones? ¿Quién nos guiará y nos protegerá? Es muy difícil vivir guardando un secreto y con miedo constante a que nuestra familia o la sociedad nos descubran. Es algo que puede llegar a paralizarnos física y mentalmente.
Los líderes deberían promover la paz y la unidad porque las personas LGTB también tenemos mucho que ofrecerle a la sociedad. Soy ugandés. Por mis venas corre sangre ugandesa. ¿Qué pasó con la lección más importante de la biblia: ama a tu prójimo como a ti mismo?».
La historia de K. Meiko fue publicada originalmente en Kuchu Times – Bombastic Magazine