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Imran /

«Todo empezó cuando estaba en la Universidad y estaba saliendo con un muchacho. Un día trató de que tuviéramos sexo con penetración y le dije que deberíamos esperar, se molestó y le dijo a mis amigos y compañeros de clase que yo era gay y que traté de seducirlo pero me rechazó; hizo todo eso a mis espaldas. Luego el rumor se regó y llegó hasta mi dormitorio hasta que un amigo me confrontó y me preguntó si yo era gay, él estaba en una clase por encima de mí, se me acercó en el patio acompañado de sus amigos.

Estaba tan avergonzado, me sentí pequeño, fuera de lugar y paralizado por un momento pero lo negué porque temía las consecuencias. La mañana siguiente fui a clase y encontré en la pizarra un dibujo donde se burlaban de mí y cuando entré todos me veían con odio, como con asco hasta el punto en el que cambiaron sus casilleros para estar lejos de mí y quedé aislado.

Así que cuando el profesor entró y preguntó por qué todos estaban actuando así, un muchacho grito que Imran es gay y que mejor no se le acerque. Me dolió el estómago de inmediato, estaba temblando. Sentí como que me moría o como que me hundía en el piso.

Con el tiempo todo se volvió peor porque el rumor se regó por toda la escuela en menos de una semana, un grupo de estudiantes asaltó mi cama una mañana, me insultaron, me escupieron, me empujaron y luego empezaron a decirme que querían que me fuera de la escuela porque era gay.

Todo empeoró y hasta la administración de la escuela tuvo que involucrarse porque ya no lo soportaban así que llamaron a mis padres (a mi mamá, que era madre soltera). Por mi seguridad me encerraron en la oficina del director hasta más tarde.

Ella ni siquiera escuchó lo que tenía para decirle, me dijo que era una desgracia y que no merecía ser su hijo, me repudió en frente de la escuela y de la gente que trabajaba ahí, me dijo que preferiría que estuviese muerto a que fuese gay.

Luego se fue y me dejó de rodillas rogándole que al menos me escuchara, después el director me pidió que me fuera de la escuela y mientras me iba la gente se burlaba de mí, se reían, un día me odié tanto que sentí que no merecía vivir. ¿Por dónde empiezo? ¿Cómo? Si la única persona en la que confiaba me dio la espalda. Y ese fue el principio de mi sufrimiento».

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